La política no da respiro. El protagonismo nacional expone a Osvaldo Jaldo no sólo por su rol dialoguista frente a la Casa Rosada, sino también a las críticas que desde el mismo partido que lo convirtió en gobernador surgen a cada tanto. Los fantasmas pululan en tuculandia. El gobernador los ve en todos lados, en cada acción de un “compañero” o “compañera”, en cada actitud frente a la gestión provincial. Jaldo ya está en campaña, aunque sus acciones sean institucionales. Quiere poner la granja en orden, antes de que se le sigan fugando “gallinas” usando la jerga cada vez más habitual dentro de la Casa de Gobierno. Pone a prueba a sus ministros y los conmina a resaltar las acciones de cada una de las carteras. Sabe que hay funcionarios que “duermen la siesta” y que este no es el momento para bajar la guardia. Tanta exposición y liderazgo en el ranking de imagen de los mandatarios provinciales implica un reto para sostenerse. “No me voy a distraer de la gestión. Sé lo que tengo que hacer y cómo hacerlo”, afirma el titular del Poder Ejecutivo frente a las lecturas que hace acerca del rol de los “díscolos” dentro del Partido Justicialista.

A Jaldo no le preocupa tanto lo que pueda hacer el senador nacional Juan Manzur. Se lo dijo el viernes, almuerzo mediante, al escritor y analista, Jorge Asís, que había bautizado al ex gobernador tucumano como “menemcito”, en referencia al estilo de gestión que supo desarrollar el riojano Carlos Saúl Menem. “No hablamos; no me molesta; tampoco sé lo que hace en su rol de senador, pero viene a hacer reuniones nocturnas a cada tanto en la provincia”, se despachó el tranqueño. Manzur y la otra senadora nacional por Tucumán, Sandra Mendoza, se acercaron más a Cristina Fernández de Kirchner y es posible que hoy la acompañen a la conductora del Partido Justicialista nacional en el acto que se hará en el estadio Quimsa, de la capital santiagueña. Ambos parlamentarios están preparando un viaje para los primeros días de diciembre. ¿El destino? El Vaticano. Los senadores tucumanos tienen previsto un encuentro con el Papa Francisco, el mismo al que no pudo asistir, por ejemplo, el gobernador Jaldo invitado por la intendenta de la Capital Rossana Chahla.

Cristina es otro de los fantasmas que no deja dormir a Jaldo. Con ella como presidenta del Movimiento Nacional Justicialista, el tucumano está en la mira por su acercamiento a la gestión del presidente libertario Javier Milei. En Buenos Aires, cerca de la ex mandataria, afirman que ella tratará de disciplinar a los que van y negocian en la Casa Rosada. Teléfono para Jaldo. Algunos consideran que su estrategia frente a los díscolos del PJ es aplicar, en las próximas elecciones, la misma estrategia que utilizó el ex ministro de Economía y líder del Frente Renovador, Sergio Massa: dividir el voto como lo hizo cuando Daniel Scioli perdió la elección contra Mauricio Macri. Fragmentar al electorado es la estrategia. En Tucumán presumen que eso puede ser factible de la mano de algunos operadores locales. “La dinámica de Cristina es que, con poco, tenga capacidad para hacer daño”, señala un analista nacional que sigue de cerca la interna peronista. Jaldo no es el único que está en la mira de la titular del PJ. En la misma senda está el catamarqueño Raúl Jalil, el riojano Ricardo Quintela y el rionegrino Alberto Weretilnek. Distinto es el caso de Salta, donde Gustavo Sáenz ha consolidado una fuerza política monolítica o de Misiones, donde el docente Hugo Passalacqua gobierna en medio de una tempestad peronista que ni siquiera la conducción nacional quiere asomar sus narices.

En suma, Cristina sabe que conduce un partido que hoy no tiene un presupuesto ni siquiera una caja que le asegure poder. Sí sabe que cuenta con 30 puntos de apoyo, tanto como el ala dura del libertario Javier Milei. De allí su idea de polarizar las próximas elecciones. Pero, ante una política tan fragmentada como la Argentina, todo cobra valor para ocupar territorios más que para escudarse ante los embates judiciales.

Si hay algo que a la ex vicepresidente de la Nación le falta eso es el apoyo de los gobernadores. Es posible que eso quede hoy al descubierto en Santiago del Estero, donde el anfitrión, Gerardo Zamora, es un radical con orientación kirchnerista. En los últimos días, el santiagueño mantuvo continuas llamadas telefónicas con el tucumano. “Pasame el documento, quiero analizar el contenido”, le dijo Zamora a Jaldo. El documento contiene cinco puntos en el que la mayoría de los mandatarios reitera el reclamo a Milei de un mejor trato fiscal y de una mayor consideración en el reparto de la obra pública y en las transferencias para las cajas previsionales. Esa es la principal inquietud de la miniliga del centro. Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos fueron los distritos que enfatizaron el planteo a la Rosada. Jaldo, Sáenz, Jalil y Passalacqua se mantienen al margen de las críticas. Los dialoguistas prefieren seguir en su tesitura porque mal no les va. Eso lo expuso el chubutense Ignacio “Nacho” Torres en la comunicación que suele tener con sus pares de otras provincias. “Logran cuestiones de manera individual”, dice que espetó el mandatario patagónico. A ninguno de los dialoguistas le dio la tos, pese a que se exhibieron internamente planillas de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) con destino a las jurisdicciones cercanas al poder libertario. El martes, Jaldo viajará a Buenos Aires para mantener una cumbre con sus pares más pragmáticos en la Casa de Salta en Buenos Aires. Para el día siguiente está prevista otra reunión, más amplia, en la sede del Consejo Federal de Inversiones (CFI), en la que se tratará de conciliar un documento que sea firmado por las 23 provincias y por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Jaldo no quiere poner en riesgo ninguna de las gestiones encaminadas en las oficinas de los principales colaboradores de Milei. Una de las últimas que ha logrado firmar (como carta de intención) es la cesión de los terrenos para continuar con el Procrear II en Manantial Sur. Esta semana habrá otra reunión entre funcionarios y empresarios. La idea es que se redeterminen los precios y que, de ser necesario, la terminación de las viviendas no sea como el proyecto original que contemplaba pisos con cerámicos de alto impacto y carpintería metálica en las paredes. “Se intentará abaratar costos, de tal modo de sostener el ritmo de esas obras”, confió una fuente de la Casa de Gobierno. A mediados de marzo, la iniciativa debería estar completada para que, en marzo, se reactive la construcción de las casas que no serán necesariamente tipo Fonavi. Jaldo cree que en tres años, el avance del megaemprendimiento pueda tener un 80% de ejecución, en la medida que la provincia fondee a razón de 4.000 millones mensuales. Esto redundará en la generación de 7.000 empleos, tal como se lo expuso al anunciar el preacuerdo con la Nación. Los fantasmas también se desataron con esta cuestión. El miedo que tenía la Provincia era a la vandalización del predio habitacional. La Nación también contribuirá para evitar usurpaciones.

En las reuniones matinales, Jaldo viene bajando línea a sus principales colaboradores. “La gestión no se tiene que circunscribir tan sólo a pagar sueldos; también hay que hacer obras para mejorar la imagen de la provincia”, reclamó durante la semana que pasó, en medio de la apertura de las negociaciones salariales con los gremios estatales. A otros funcionarios les pidió que traten de apaciguar los mensajes subliminales para evitar las internas dentro del PJ. La relación con Chahla no pasa por un buen momento. Ella intentó en varias oportunidades hablar telefónicamente con él. Todo fue en vano. Él dice que está dolido; ella también. Lo peor que le puede pasar al oficialismo es que ambos lleguen a 2025 por cuerdas separadas. La jefa municipal insiste en que se debe al gobernador. Pero el mandatario cree que ella “se corta sola”. Otros fantasmas andan sueltos. Demasiadas susceptibilidades dentro de un oficialismo local que no encuentra más oposición que en sus propias internas. En la Capital, hasta los concejales toman partido. El bloque Unión por la Patria cambiará su denominación por bancada peronista, un guiño de los ediles de ese partido más hacia la Casa de Gobierno y en medio de la tormenta política justicialista.

Mientras tanto, Jaldo sigue aplicando bisturí dentro de su administración. Las medidas son apenas perceptibles. Las modificaciones en la estructura gubernamental serán una constante. Un caso emblemático se ha dado esta semana en la Secretaría de Gestión Pública y Planeamiento, a cargo de Javier Morof. En medio de las tratativas por acelerar el régimen de retiros voluntarios de agentes públicos y de avanzar con la jubilación ordinaria de aquellos empleados que ya cuentan con la edad suficiente para acceder a los beneficios jubilatorios, la Dirección General de Recursos Humanos pasó a depender del Ministerio de Economía y Producción. El titular de esa área, Daniel Abad, tendrá una injerencia más directa en las acciones para cruzar información con distintos organismos del Gobierno nacional para reorganizar la fuerza laboral provincial, estimada en 130.000 agentes públicos. Otro modificación que se ejecutará en los próximos días es la absorción de la Subsecretaría de Innovación y Desarrollo Tecnológico por parte del Instituto para el Desarrollo Productivo (IDEP). En el Poder Ejecutivo consideran que ese ente autárquico debe concentrar todo lo atinente a la Economía del Conocimiento.

El cierre del año promete más vueltas de tuerca para que la gestión ingrese al año electoral con nuevos bríos. La campaña proselitista se lanzará hacia fines de febrero o principios de marzo. Hasta entonces, Jaldo quiere tener toda la tropa alineada y, de ser necesario, seguir combatiendo los fantasmas que lo acechan.